Virro
Virro, 11 de octubre de 1974.
Soy de la generación del Ritalín, lo que ocasionó que fuera un escolar nómade y si me preguntan qué quería ser en esa época, la respuesta sería: ni idea. Como todo niño dibujé, pero las manualidades eran lo que más me gustaba. También inventar cosas, lo que me hizo acreedor al título de “giro sin tornillo”, más adelante comenzó a fascinarme el cine.
Al terminar la enseñanza media, comenzó el pavoroso dictamen de qué sería el resto de mi vida. La elección de la carrera fue el resultado de una negociación que parece que ganó mi padre, porque entré a estudiar publicidad que aguanté solo 2 años.
Un poco más grande elegí estudiar cine, terminé la carrera pero no quedé tan satisfecho, sentía que me faltaba algo más. Como ya era grande —que no es lo mismo que maduro—, estudié escultura con Félix Maruenda, que se convirtió en mi maestro y mi gran amigo.
A partir del año 2002, la escultura ha sido mi fiel compañera y me ha permitido realizar tanto exposiciones individuales como colectivas y estadías en el extranjero. Actualmente, establecido en el sur desde el 2014, he continuado mi trabajo en distintas áreas del arte.