Erasmo Figueroa es un artista que ha hecho del capricho el mantra y norte de su producción. Con estudios en dos escuelas de arte en cierto sentido disímiles (de la Universidad de Playa Ancha en Valparaíso y de la Universidad ARCIS en Santiago), tuvo la posibilidad de formarse tanto en la práctica tradicional de la pintura como también en una veta más experimental de la misma, una perspectiva desplazada respecto a los conceptos regidores de lo pictórico.
A partir de esto, pudo concebir una pintura –o quizás más bien un “ente pictórico”– auto soportable, una materialidad cromática escindida completamente de todo soporte que queda a merced de su creador para ser intervenida con la gubia –semejante a como el xilógrafo trabaja la matriz de madera– con tal de develar con cada desbaste las capas y capas de diversos colores que la estructuran. Esto permite a las obras impactar en la lúdica y siempre móvil mutación cromática generada en la retina de las y los observantes.